Qiu Xiaolong, profesor de literatura china en la Universidad de Washington, nació en Shanghai el año 1953 y sufrió en propia carne la represión de la llamada Revolución Cultural, eufemismo usado por el régimen comunista chino para ocultar uno de los grandes genocidios del siglo XX.
La aparición del cuerpo de una joven flotando en un canal de las afueras de Shanghai, es el desencadenante de una interesantísima historia que, con apariencia de novela policiaca, nos desvela de modo inmejorable la situación real de los ciudadanos de la China comunista, puesta al descubierto tras la apertura económica liderada por Deng Xiaoping.
Las infraviviendas de una habitación como algo habitual, la desidia en que se mantiene la actividad cultural china, intelectuales mal pagados y peor vistos por el entramado estatal, la supuesta entrega desinteresada de los trabajadores pertenecientes al partido comunista, los vecinos que subsisten como confidentes de la policía…
Con gran capacidad descriptiva, Xiaolong nos relata la historia mediante personajes bien definidos, de perfiles contundentes. Personajes que son prisioneros de unas circunstancias bien plasmadas por el autor y por tanto fácilmente comprensibles por el lector. En resumen, la hipocresía de la ideología política en contraste con la honrada rectitud de quien pretende seguir el credo ideológico asimilado desde pequeño, mezclado todo ello con la llegada de una nueva generación, bien preparada, que transgrede las normas imperantes durante décadas y se sitúa al borde de la legalidad.
Trasfondo político aparte, el autor nos guía por la ciudad, conociendo de primera mano la forma de disfrutar la vida de sus habitantes, paseando por sus calles y comiendo la verdadera gastronomía china.
Guardo un buen recuerdo de la lectura de esta novela.