Antonio di Benedetto nació el año 1922 en Mendoza, Argentina. Murió en Buenos Aires el diez de octubre de 1986. Su vida profesional transcurre dedicada al periodismo, llegando a ser responsable de algunas publicaciones importantes de su país. En época del dictador Videla fue detenido y torturado. Durante varios años vivió exiliado en España.
No sabía de este autor hasta que leí una excelente reseña de David Pérez Vega.
Como un adolescente que descubre el lenguaje de Quevedo o el tono de Cervantes, así se disfruta de la escritura de Antonio di Benedetto. Sobre todo impresiona el uso inesperado de algunos verbos, que sorprende al lector con expresiones que parecen no haberse escrito nunca antes; es la herramienta maestra que permite que la novela funcione como una máquina precisa aunque sin perder el regusto artesanal.
La historia se inicia con la apariencia de una narración en primera persona. Finales del siglo XVIII, un corregidor cuyo trabajo le ha confinado en una pequeña ciudad, apartada de la capital, cuenta su vida mientras espera la llegada de su sueldo y de un nuevo destino más cómodo y cercano a su familia.
De una trama más o menos lineal en la primera parte, el autor nos introduce en un extraño ambiente, mezcla a partes iguales de novela picaresca del siglo XVI y de novela kafkiana del siglo XX. Al final del libro, la traición, el dolor, la tortura y el absurdo de la existencia, toman forma como desenlace de la historia.
«Me pregunté, no por qué vivía, sino por qué había vivido. Supuse que por la espera y quise saber si aún esperaba algo. Me pareció que sí.
Siempre se espera más.
Sin embargo, esto lo discernía mi entendimiento; pero, con prescindencia de él, estaba entregado a una bruta inercia, como si mi cuota estuviese por agotarse, como si el mundo fuera a quedar despoblado porque yo no iba a estar más en él.»
La lectura de Zama me ha hecho sentir culpable. Culpable de no haber leído durante años literatura hispanoamericana de la segunda mitad del siglo XX. Ni Vargas Llosa me salva de la falta, pues aún me quedan novelas como La guerra del fin del mundo o Conversación en la catedral.
Di Bendetto me trajo a la memoria el español culto de América, entre cantarín y espectacular, siempre preciso, siempre perfecto. Me trajo a la memoria la profunda impresión que me produjo Cien años de soledad y el pecado de una relectura pendiente. Me sobrevino la culpa por Casa de campo, de José Donoso, pendiente de leer desde hace años. Recordé el sabor acre del sudor en la húmeda selva de La casa verde y la culpa de no haber leído aún a Manuel Puig…
Imperdonable.
El libro tiene dedicatoria; incluso viene especificada la página en el índice. «A las víctimas de la espera.»
Queda en espera también para mí este libro de Di Benedetto. Después de vuestras elogiosas críticas (arrecogiendo y David Pérez)siento la tentación de volver de nuevo a la literatura en español de allá. Hasta ahora nunca me ha decepcionado, siempre me ha resultado un descubrimiento, desde que leí tempranamente Conversación en la Catedral (este sí que es imperdonable no leerlo: para mí lo mejor de Vargas Llosa, -por criterio literario y sentimental, quizá).
ResponderEliminarTe animo encarecidamente con todo lo demás: deslumbrante e inquietante Donoso; irónico, imaginativo y mordaz Puig (no dejes de leer La traición de Rita Haiworth. Maravilloso)Tengo una inmensa lista de "hispanoamericanos" que todo lector de español debería estimar. Quizá así sobrevoláramos por encima de los Nocilla y alrededores de nuestras letras patrias.
Hola:
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado esta lectura, y que llegaras a través de mi recomendación.
Zama es una obra maestra, y parece mentira que un libro como éste no lo conozca casi nadie.
A mí también me impresionó mucho el lenguaje. Creo, como tu dices, que tenía verbos que no había visto nunca. Me viene a la cabeza "enrostrar", echar en cara algo a alguién.
A mí, como sabes, los hispanoamericanos me encantan. También tengo pendiente "La casa verde"; el otro día compré "El lugar sin límites", que según Bolaño es el mejor libro de Donoso. Y tengo pendiente uno de Puig, leí otro.
Yo también tengo en espera una relectura de "Cien años de soledad", libro que me impresionó mucho.
"Conversación en la catedral", coincido con Ehredgard, me encantó.
No te pierdas a Saer.
saludos
David
Primero David, ahora tú...creo que debo leer a este autor.
ResponderEliminarPor cierto a Saer si que lo he leido
Lo va a publicar muy pronto la editorial El Aleph.
ResponderEliminarV-M
Las dos novelas de Vargas Llosa que has mencionado al principio me parecen de lo mejor que ha escrito, aunque tambien tengo pendiente "La casa verde". (Y la ultima de Vargas esta a la altura de cualquiera de las anteriores.)
ResponderEliminarLograr expresiones que parezcan no haber sido escritas antes: no hay nada que le de mas fuerza y solidez a una novela.
El tren que va desde la Patagonia hasta Tijuana tiene las siguientes estaciones para que mantengas tu asombro literario:
ResponderEliminarUna sombra pronto ser[as de Osvaldo Soriano
Plata quemada de Ricardo Piglia
Respiraci[on artificial de Ricardo Piglia
Bajo bandera de Guillermo Saccomano
La revoluci[on es un sue;o eterno de Andr[es Rivera
Y as[i sucesivamente de Silvina Ocampo
Santo oficio de la memoria de Mempo Giardinelli
Diario de la guerra del cerdo de Adolfo Bioy Casares
Sudeste de Haroldo Conti
Konfidenz de Ariel Dorfman
Mundo del fin del mundo de Luis Sep[ulveda
El museo de los esfuerzos in[utiles de Cristina Peri Rossi
El vampiro de almas de Dalton Trevisan
El libro de los placeres de Clarice Lispector
La nieve del almirante de [Alvaro Mutis
Ilona llega con la lluvia de [Alvaro Mutis
Auroras de sangre de William Ospina
Asco de Horacio Castellanos Moya
Con cinco barajas de Rodrigo Rey Rosa
El reino de este mundo de Alejo Carpentier
El mundo alucinante de Reinaldo Arenas
Vista del amanecer desde el tr[opico de Guillermo Cabrera Infate
Ancho mar de sargazos de Jean Rhys
Omeros de Dereck Walcott
Farabeuf de Salvador Elizondo
Amarilis de Antonio Sarabia
Entrecruzamientos de Leonardo Da Jandra
El [ultimo lector de David Toscana
Cartucho de Nellie Campobello
La casa pierde de Juan Villoro
Hipotermia de [Alvaro Enrigue
Los minutos negros de Mart[in Solares
Los rel[ampagos de agosto de Jorge Ibarg{uengoitia
Tierra de nadie de Eduardo Antonio Parra
y otros m[as que te ir[e recomendado, salud y mucha lecturaa
Señor Anónimo: visto así, uno se imagina en el muelle mirando al horizonte antes de zarpar en una carabela del siglo XV. Viaje inabarcable para mí.
ResponderEliminarPero insisto. La próxima novela hispanoamericana que lea será Casa de Campo, de José Donoso. Hace muchos años que de boca de mi admirado Hipólito G. Navarro oí buenas palabras sobre ella. Desde entonces la tengo en casa, paciente y sin reprocharme la tardanza.
No dirá usted que no estoy en deuda con Donoso.
Todo lo dicho no impide que tome muy buena nota de su relación de novelas y autores. Gracias por su comentario.