Entre los regalos que me han traído está
mi nuevo lector de libros electrónicos. Todo un descubrimiento. Un mundo ilimitado
se abre ante mí, para mi sorpresa. No esperaba encontrar tal cantidad de
posibilidades al alcance del lector.
No quisiera insistir en exceso sobre el
asunto del préstamo a través de Internet. Poco más tengo que añadir a lo dicho
por Carlos
Tongoy. Pero es que esto da para mucho por lo sangrante del asunto.
En efecto, una apasionante puerta hacia
el futuro de la edición se abre con el libro electrónico. Esto lo ve claro cualquier
aficionado a la lectura. Quienes curiosamente no lo ven son las editoriales.
¿Por qué? Muy sencillo: les importa un carajo el libro, el lector y el autor.
Del mismo modo que a las productoras de música les importan un carajo los
discos, los consumidores de música y los músicos. Si las empresas del sector realmente
tuvieran interés en las tres patas de su negocio hubieran puesto fácil solución
sobre la marcha, porque la tienen en su mano: ser competitivos. Pero resulta
que no les hace falta. Ganan un pastizal indecoroso a costa de un producto
supuestamente cultural. El intercambio de libros o música por Internet no
influye en los beneficios de las industrias discográfica y editorial (sobre
esto ya poco se puede discutir después ver año tras año cómo aumentan sus
beneficios), simplemente impide que ganen diez, veinte o cien veces más al no
tener su control.
La diferencia entre el coste de
producción de un libro y su precio para el consumidor final es abismal.
Encima el libro sólo tributa con un tipo superreducido del 4% de IVA
(Impuesto
sobre el Valor Añadido) por ser un bien cultural y que los derechos de
autor
son un 7% (aprox.) sobre el precio de venta.
Matilde
Asensi no dejará de escribir novelas porque ha optado por ser competitiva.
De verdad quiere ser leída y por ello vende sus libros electrónicos en Amazon a
3,79€. Santiago Posteguillo seguirá escribiendo sin titubeos porque
vende sus libros a 5,22€. Un aficionado a la lectura que posea un lector de libros e.,
no escatimará en comprar un libro con esos precios. Una auténtica desgracia
para mí que, en principio, no me interesen las novelas de estos autores. Pero
como saben ustedes estos dos, de forma individual, venden más que otros diez
escritores (que tienen en su cabeza) juntos.
No es verdad que el consumidor quiera
gratis cualquier producto. Falacia absoluta. El consumidor, por definición está
dispuesto a un desembolso económico a cambio de un bien o servicio. Eso sí, ese
desembolso debe ser proporcional a la satisfacción que con él obtenga. Y el
consumidor es el soberano absoluto del precio que está dispuesto a pagar por esa
satisfacción. A eso se llama mercado que, no nos engañemos con progresías
baratas, está formado principalmente por el currito de clase media.
Insisto en algo que ya mencioné en mi
anterior entrada: artículo 9 de la Ley 10/2007, de 22 de junio, de la lectura,
del libro y de las bibliotecas. Una ley más propia de Corea del Norte que de un
país avanzado y democrático. Establece la intervención del precio del libro, lo
que es una postura abusiva e inicua. Si al menos se encargara de poner un tope
a dicho precio seguiría siendo igual de intervencionista pero al menos daría
claras muestras de querer defender al consumidor último, a ese que es el
destinatario de la cultura.
Un dato explica con claridad lo que quiero decir: como bien apunta Carlos
González Péon, la novela premiada con el último Premio Pulitzer cuesta en
formato electrónico 6,33$ (menos de 5,00€). En España el precio del último
Premio Planeta (¡no comparo la
importancia de los premios, sólo situaciones similares!) en formato
electrónico es 14,99€, tres veces más sin garantizar el triple de calidad.
No puedo estar más de acuerdo con tus reflexiones... De hecho, me pareció insultante cuando Lucía Etxebarría anunciaba su decisión de no continuar escribiendo por el motivo que expuso.
ResponderEliminar¡Que disfrutes mucho de tu libro electrónico! A mi también me ha caído uno, jeje.
Un saludo
Yo tengo un Papyre. Fue un regalo, también. Pero no de Reyes.
ResponderEliminarAl principio estaba un tanto desconcertada ... luego vino la emoción de cuanto puedes llegar a tener que sería imposible en papel por espacio.
Luego añoré el papel, no en el sentido de haberme decantado por la lectura en formato digital, sino porque algún día, seguramente, la lectura en papel no exista.
Comparto ambas lecturas.Hay libros que me decanto por el papel. En función del tema y del autor.
Pero sí creo que debería existir alguna forma de controlar el jardín sin ley que es internet. Existen millones de obras con derechos de autor que se pueden descargar vilmente de forma gratuita.
Decían el otro día en la prensa que los lectores son gente respetuosa y saben que tienen que pagar por lo que leen. Yo no tengo tan claro esta afirmación.
Por lo demás, si creo que el libro electrónico evitará la tala maxiva para imprimir muchas obras que, con todos los respetos, no se merecen que mueran nuestros bosques por ellas. O dicho de otra manera, el libro electrónico será una útil herramienta para ayudar al medioambiente.
Es interesante saber que Lucía Etxebarría va a dejar de editar; creo recordar que no mencionó que dejaría de escribir.
ResponderEliminarComo no me gusta ser más ordinario en casa ajena que en la propia, dejo tarjeta de visita por haber pasado y menciono que me ha gustado la entrada. Aviso también que sigo trabajando sobre una entrada al respecto del tema "Libros", que desconozco para cuándo estará prevista. Cada párrafo que borro, da para dos nuevos. Sé que me estoy liando.
Un saludo
Es que es sencillamente inconcebible que los libros digtales cuesten 14, 15 o 16 euros. Inconcebible. Luego se quejan de que la gente mire con malos ojos a según qué editores, pero es que ellos se lo buscan con estas cosas.
ResponderEliminarY verás cómo, cuando se den cuenta que un libro tocho en electrónico tiene que valer lo mismo que uno "normal", comenzarán a sacar las novelas pequeñitas y en cinco, seis o siete partes independientes entre sí, o sea cinco libros. Seguro que muy pronto recurren a esa treta
Muy agudo, Miguel. En el Esquire del pasado Diciembre leí una entrevista breve con Claudio López, Director editorial de Random House Mondadori. Lo dice muy claro: El digital va a ir subiendo y llegará un momento en que será realmente potente. Los editores que no estén preparados están muertos.
ResponderEliminarSaben que esto es imparable, pero también saben que seguirán ganando mucho dinero.
Efectivamente, como bien dices, se atisba el regreso de las novelas por entregas.
Totalmente de acuerdo con estas apreciaciones. Muchos de los que nos interesa la lectura pagaríamos gustosos precios asequibles (aunque la industria alegue que pierde dinero) y repetiriamos. Supongo que simplemente no puede entrar en esas cabecitas de hacer dinero la idea de que a medio plazo, y con un poco de paciencia, se hace más negocio con tarifas baratas que dando el sablazo a los que quieren comprar. El resultado es que se compra uno y no más, Santo Tomás. ¡Que poca vista, Santo Dios!
ResponderEliminarEn cuanto a los modelos de e-readers tengo que decir que he visto en directo el papyre y el kindle y me he enamorado a primera vista de este último. Pensaba esperar a que el golpe de efecto de Amazon sirviera para abaratar las otras marcas durante 2012, (aunque Fnac y La Casa del Libro están muy tranquilos, pues dicen que los compradores de e-readers lo hacen en tienda en un 90%, por lo que no ven peligrar su chiringuito), pero me va a costar bastante resistirme a las características del aparato en cuestión. La reflexión es la siguiente: si el hecho de la digitalización reduce los costes de material de un libro, la editorial puede, sin perder dinero, abaratar el precio final para el consumidor, lo cual hará que muchos se apunten al tren del libro digital y habrá mucho negocio.